jueves, 6 de enero de 2011

Asian Tour 2011 (tercera parte): Corea, Tailandia, India, Malasia y Filipinas

De nuestro colaborador: Eduard Terrades Vicens

Corea del Sur intentará no perder el timón

Ya lo decíamos antes, parece que los ánimos se han calmado en las últimas semanas, pero el clima bélico sigue en el horizonte amenazando la estabilidad económica. Los militantes de ambas Coreas nunca han aprendido la lección, y la industria del cine parece mirar hacia otro lado: si hace escasamente ocho años nos llegaban cintas ‘bélicas’ como JSA, Silmido o Lazos de Guerra (la más evidente de todas ellas), ahora los productores prefieren mimar al público con dramas románticos que les hagan olvidar la situación real a la que podría enfrentarse su país en los próximos meses (exceptuando Battle of Highlands, que faltará ver cuándo se estrena y en qué condiciones). Incluso Kang Woo-seok (saga Public Enemy) se desmarca de sus thrillers políticos para decantarse por G-Love, un melodrama de auto-superación con unas pinceladas de romanticismo: un ex-entrenador de béisbol que se hace cargo de un equipo de disminuidos físicos se enamora de una profesora de música. En esta línea edulcorada también se hará un hueco en la taquilla producciones como Late Autumn, remake de una comedia romántica del 1966, que para la ocasión, la pareja protagonista se traslada al país de Mr. Obama (¿habrá optado Kim Tae-yong por seguir la fórmula de Wayne Wang en Sucedió en Manhattan?)

En el formato televisivo sí parece haber una clara determinación por los melodramas, tal y como lo demuestra actualmente la primera temporada de la exitosa Secret Garden, en la que un hombre y una mujer se intercambian sus cuerpos, empezando una extraña relación que les vincula con otros personajes. Esta sitcom de enredos ha funcionado tan bien, que los productores han decidido crear merchandising asociado a la serie: un photo-book, una novela y hasta un manhwa (manga coreano).

Por otro lado, y a falta de que Kim Ki-duk levante el vuelo, hace escasas semanas que el respetable Im Kwon-taek anunció su nuevo proyecto que mantiene en estricto silencio. Por lo pronto, la inmediata proyección de Joseon Detective en las salas coreanas evitará que tengamos que esperar muchos meses para descubrir, una vez más, mediante el dvd doméstico, esta adaptación en fotogramas del célebre personaje del escritor de misterio Kim Tak-hwan (a similitud del escritor japonés Ranpo Edogawa y su imbatible Kogoro Akechi).
Faltará esperar aún algunos meses para poder valorar si Quick (Joo Beom-goo) se convierte en un blockbuster estilo Tube (Baek Woon-hak, 2003), y es que este film de acción adrenalínica presenta una premisa tan surrealista como imposible: una motocicleta custodia una bomba de gran voltaje que debe evitar caer en malas manos y que obviamente intentarán robar. Aunque muy probablemente no será hasta la temporada veraniega cuando se estrene, coincidiendo con el desembarco de la esperada Sector 7, que significará el retorno de Youn Je-kyun (Haeundae) detrás de las cámaras a través de una monster movie clásica pero original en su emplazamiento geográfico: una base petrolífera es asediada por una criatura desconocida que proviene de las profundidades marinas. ¿Será el sleeper del año coreano? Probablemente, pero solamente la podremos disfrutar en la gran pantalla en festivales especializados.   

Y cómo no, estaremos a la expectativa de las primeras críticas especializadas sobre The Unjust, la nueva cinta de uno de nuestros directores favoritos, Ryoo Seung-wan, que contará con un pase en la sección Panorama del Festival de Berlín. En esta nueva cinta de acción sobre un asesino en serie de estudiantes, el joven realizador vuelve a dirigir a su hermano Ryoo Seung-beom.

Nueva cosecha Thai: entre la pirotecnia y la comedia desbocada

No es ninguna novedad que el cine tailandés actual (y sus espectadores) se mueve entre el cine de acción puro y duro y la comedia más ecléctica, intercalando periódicamente ciertas cintas de terror de bajo presupuesto; un balanceo genérico poco equilibrado que impide la expansión de cineastas de vena intelectual como Aditya Assarat (Wonderful Town), cuya última producción, Hi-so, se ha ido paseando en el último trimestre del pasado año por distintos festivales (entre ellos el de Tokio). De Weerasethakul no hace falta añadir mucho más, y es que si de él no dependiese, podría sobrevivir perfectamente a través de las compañías extranjeras que le financian sus filmes (pero éste ya es otro tema que mejor no remover).

Así pues, la primera semana del recién inaugurado 2011 se abría con varias películas muy equidistantes entre sí, pero que ponen de manifiesto esa inscripción al cine de género que contenta al público que apuntábamos antes. Entre ellas destacan: Cool Gel Attacks, una comedia de horror dirigida por el comediante Jaturong Ornnorm; y Sudkate Salateped, otra comedia romántica con humor 100% thai protagonizada por la estrella del pop Arak Amornsupasiri. Vale la pena recuperar la exitosa vida comercial que en Diciembre pasado (y que se ha prolongado a las dos primeras semanas de Enero) ha tenido un producto inclasificable como la cinta familiar Kapi Ling Jor Mai Lork Jao (con mona incluida haciendo muecas a la cámara), en la que una familia que regenta una plantación de coco debe hacer frente a las ambiciones de un empresario rico que quiere ‘plantar’ una central de molinos de viento. Sin menospreciar las efímeras trayectorias comerciales de dos cintas de acción que merecerían un estreno legal en Occidente: Yamada the Samurai of Ayothaya, cuyo recorrido por la vida de un samurai que en el siglo XV se puso a las órdenes de la corte de Siam sorprende por su guión; y Bangkok Knockout, una vuelta de tuerca más al cine muay thai que Panna Rittikrai nos ofrece habitualmente, introduciendo en esta cinta de acción otras disciplinas marciales (como la capoeira y el kung-fu).

Lamentamos por otro lado que Prachya Pinkaew haya sido “sobornado” por Hollywood para encargarse de Elephant White, un largometraje que ha rodado en su tierra natal y cuya historia puede resultar un tanto polémica al narrar cómo una muchacha de catorce años, que es explotada por un proxeneta, conoce a un mercenario que ha sido contratado por un empresario al que le secuestraron a su hija y pretende liquidar a los mafiosos que prostituyen a chicas jóvenes o menores en Tailandia. Todo apunta a un filme con un aire vengativo, pero al menos la presencia de Kevin Bacon asegura su estreno comercial por estos parajes en el que el cine thai sólo permeabiliza a través de… ¿adivinan? el formato doméstico.     

India se viste de licra, Malasia de rojo y Filipinas amplía su mercado

Toonpur Ka Superhero ha sido la apuesta navideña india en 3D, alternando animación con actores de carne y hueso. Un claro homenaje a Kick-Ass pero sin las cuotas de violencia que lucía el filme de Matthew Vaughn. Y es que este largometraje inspirador de emociones controladas está destinado mayoritariamente al público familiar, usando además la fórmula metacinematográfica para contar su fantástica historia: el actor de Bollywood Aditya Kumar decide demostrar a su familia que fuera de los platós de rodaje también puede convertirse en un superhéroe.

Otros guerreros enmascarados invadirán Bombay en los próximos meses, como Ra-One, que viendo el póster auguramos una fiel imitación de esos superhéroes urbanos de Marvel que tan bien han funcionado una vez han traspasado el papel. Veremos qué tal le va, pero seguro que los fanáticos del imparable Shahrukh Khan no se sentirán decepcionados. Asimismo, Khan volverá a intervenir en la secuela de Don, ese oscuro thriller en el que se combinaba cine de mafias y mucha testosterona a lo Corrupción en Miami, con localizaciones expresas en el corazón de Malasia. Precisamente, este país situado en el sureste asiático aporta una anecdótica película de terror ubicada en la frontera con la república de Singapur: Hantu Kak Limah Balik Rumah (del desconocido por estas tierras Tayangan Unggul), en la que un salaryman de Singapur regresa de vacaciones a su pueblo natal y se encuentra que algo ha afectado a la estabilidad emocional de sus habitantes. Gore y chistes malos es lo que parece aglutinar este discreto largometraje a semejanza de productos similares fruto de la moda zombi que se ha adueñado del mercado internacional.

Mientras, en Filipinas siguen afianzando su cinematografía local con vistas a exportarla en Occidente, donde por fin parece que nos enteramos de que esta antigua colonia española sí ofrece pequeñas joyas y buen cine. Las dudas ahora se ciernen sobre RPG Metanoia: ¿conseguirá el primer filme en 3D infantil despertar al público local, lo que permitiría instaurar un régimen de blockbusters nacionales en un futuro cercano? Es evidente que Filipinas aspira a copar los mercados internacionales después de comprobar cómo los largometrajes de Brillante Mendoza no pasan desapercibidos en los Festivales de serie A. De momento el cine independiente parece encontrar salidas comerciales, como demuestra el cine social de Adolfo Alix Jr. con el inminente estreno de Presa (en la que una anciana espera entre rejas que sea indultada políticamente), o Rindido (Noriel Jarit) que promete controversia al aproximarse a la violencia doméstica desde el punto de vista del cine de género más salvaje. Algunos filmes que se estrenarán en los próximos meses generarán y ampliarán un mercado interno con vistas a la exportación. Material sensible para una cinematografía en vías de expansión.

Aunque todo se resume en: ¿hasta cuándo deberemos esperar para verlas? Solamente la curiosidad innata de esos espectadores con ganas de profundizar en otras cinematografías permitirá que el cine asiático vuelva a penetrar con fuerza como hace algunos añitos.
 
De momento, nuestros mejores deseos cinéfilos irán dirigidos hacia el cineasta iraní Jafar Panahi, condenado injustamente a seis años de prisión por planear un rodaje sobre el Movimiento Verde y dar soporte democráticamente al líder de la oposición en las pasadas elecciones de Marzo, manipuladas por un régimen dictatorial que sigue permitiendo la cruel práctica de la lapidación a mujeres inocentes. Tal vez habrán lapidado su carrera, pues encima se le prohíbe rodar producciones en 20 años (Panahi cuenta ya con medio siglo de vida…), pero nuestro interés por el cine islámico crecerá en los próximos meses, ni que sea para dar soporte a una cinematografía masacrada por un orden fascista que económicamente hablando obliga a exiliar a sus conciudadanos cineastas al extranjero con tal de producir sus odas fílmicas a favor de la libertad de expresión. Qué pena que Panahi no se haya exiliado al extranjero como en su día hizo Li Cunxin, todo un personaje que plantó cara al régimen comunista chino, y cuyo biopic edulcorado visto recientemente en fotogramas, nos viene a confirmar que, en muchos países asiáticos, la libertad individual es un bien muy preciado. Un bien que la cultura intenta defender y que si es en forma de Séptimo Arte puede concienciar a miles de personas. De aquí la importancia de defender el cine de Asia en sus más periféricas coordenadas geográficas.  

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