sábado, 30 de abril de 2011

Lost in Udine: diario de un ‘antipasti’ en el FEFF. Día Uno. Viernes 29 Abril.

Despertar en otra ciudad es algo maravilloso. Sobre todo si te has dejado el despertador en tu casa, no tienes conexión a internet, el móvil no acepta llamadas y tienes más de cincuenta películas por delante por ver. Lo ideal, si quieres dejar atrás por unos días tu estrés diario.
Pero la historia había comenzado unas horas antes… el jueves día 28, en el aeropuerto de Barcelona. Terminal 2B. Compañía Ryanair. Si quieres  viajar a Italia y no tienes ganas de dormir en el avión, es la solución ideal: un viaje con la compañía que más quejas levanta por metro cuadrado, es similar a una sesión  intensiva de teletienda. Nos intentaron vender desde cigarrillos que no se encienden, cremas, maquillajes, lotería… En fin, una delicia. Otra cosa es lo del peso de las maletas. Un consejo: si viajas con Ryanair, cómprate antes una báscula.
Llegamos a Udine algo cansados (los consejos aéreos habían causado estragos), pero lo solventamos pronto con una buena cena italiana: frico (una variedad de queso frito), berenjena, embutido de la comarca y un buen plato de macarrones con gorgonzola. Como comprenderéis, la digestión la realizamos en la cama, unos minutos más tarde.
Os escribo estas líneas desde las maravillosas hamacas con las que el festival ha decorado su entrada. Junto a Gloria (la autoestopista galáctica), Víctor y Patricia (El Pozo de Sadako), comentamos la programación que estamos a punto de ver. Desde la selección de pinku eigas, a los melodramas coreanos, la noche de terror del próximo miércoles, o films tan esperados como la japonesa Villain, The Man from Nowhere, o Buddha Mountain. Y avisamos: ya estoy oyendo a mis compis debatirse entre un pinku o bien una de Hong Kong… ¡Macho, ni que estuviéramos en Sitges!
Mañana os contamos qué tal la inauguración: a las 19.00h  nos toca hacer cola para la gala inaugural del festival que empieza a las ocho. Así pues por delante tenemos (y las tres seguidas): la china Welcome to Shama Town, el thriller coreano con Iphone 4 Nigtht Fishing y la china también (con Donnie Yen incluido) The Lost Bladesman

viernes, 29 de abril de 2011

Box Office Japón 16-17 abril de 2011: El regreso de Detective Conan y Sin Chan.

Como viene ocurriendo en el transcurso de los últimos años, y a pesar de la terrible tragedia que siguen sufriendo los habitantes de Japón, en el mes de abril la cartelera nipona es fiel a su cita con dos de sus ídolos animados por excelencia: Detective Conan y Shin Chan. Y como no podía ser menos, ambos estrenos se han colocado de forma meteórica en el primer y tercer puesto de nuestro top, respectivamente, mientras que la segunda posición es para otro estreno, en este caso americano: Los viajes de Gulliver. Detective Conan: Quarter of silence (Meitantei Conan: Chinmoku no kuota) supone la película número quince que se realiza del anime basado en el manga de Gosho Aoyama y que nos presenta al detective juvenil más famoso del país, el estudiante de secundaria Shinichi Kudo. En esta ocasión la aventura comienza con una amenaza contra el gobernador de Tokio, pero la rápida deducción de Conan evita víctimas cuando un túnel de metro salta por los aires. Conan descubre que puede haber una conexión con un pueblo que fue trasladado para la construcción de una presa, lo que se convierte en una carrera contra reloj para dar con el criminal antes del siguiente ataque.

En cuanto a la nueva película de Shin Chan, Crayon Shin-chan: The Storm Called: Operation Golden Spy (Kureyon Shinchan: Arashi o Yosu ougon no suipai daisakus), el pequeño Shinnosuke se nos convierte en un avezado espía que entra en acción cuando conoce a una chica llamada Remon, quien le instruye mediante un entrenamiento intensivo en el universo del espionaje. La cinta cuenta con las voces, entre otros, de dos ídolos juveniles japoneses: Murakami Shingo, (famoso por ser protagonista de la serie de televisión My girl) y Okura Tadayoshi (cantante que también ha participado en un buen número de series de TV del país). Ambos incorporan sus voces a los villanos de la función. Las posiciones cuarta y quinta de nuestro box también las ocupan producciones nacionales de las que ya hablamos en anteriores tops: Let´s go kamen Raiders (Ozu den´o Oru Raida: Rettsu Go Kamen Raida) que cumple su tercera semana en cartel, y SP: The Motion Picture II (SP: The Motion Picture Kakumei Hen).

El sexto lugar es para la única producción animada extranjera de la taquilla, la muy recomendable Enredados, mientras que en séptima posición hallamos el estreno de Sucker Punch, la última producción de Zack Snyder. Antepenúltima posición para Pretty Cure All Stars DX3: Deliver the Future! The Rainbow-Colored Flower That Connects the World (Precure All Stars DX3: Mirai ni Todoke! Sekai wo Tsunagu Niji-Iro no Hana!), que baja unos cuantos puestos en el ránking tras más de un mes en cartelera, y penúltima para el único film de todo el listado destinado al público adulto, la oscarizada El Discurso del Rey. Cierra nuestra clasificación High School Debut (Koko debut), la adaptación de un Shojo manga de Kazume Kawahara en el que una chica pide ayuda al joven más popular de su instituto para que le sirva de “coach” a la hora de desenvolverse en asuntos amorosos. Éste accede con la única condición de que no puede enamorarse de él.

Francisco Nieto

martes, 26 de abril de 2011

Estreno en cines: “Tokio Blues (Norwegian Wood)”. Viernes 29 de Abril

La adaptación cinematográfica de Tokio Blues (Norwegian Wood) del escritor superventas japonés Haruki Murakami es sin duda una de las películas más esperadas de este año. El libro supuso un auténtico bombazo en todo el mundo, incluido España, y puede considerarse como la puerta de entrada más popular a la hora de adentrarse en el universo tan particular del escritor. Si a esto le añadimos que Murakami siempre ha sido reacio a permitir que se adaptaran sus novelas a la gran pantalla, la cita se convierte en ineludible.

El escritor japonés no ha podido negarse ante la propuesta del vietnamita Tran Anh Hung, que nos emocionó con El Olor de la Papaya Verde o Cyclo, en un proyecto lleno de estrellas tanto en la parte técnica como en el apartado actoral, con una de las parejas de actores más populares de Japón, Kenichi Matsuyama y Rinko Kikuchi. El resultado es muy positivo, consiguiendo lo que probablemente fuera lo más difícil: trasladar esa ambientación tan personal de la novela de Murakami a la gran pantalla.

Toru Watanabe (Kenichi Matsuyama) es un joven universitario que casualmente un día se encuentra con una amiga del pasado, Naoko (Rinko Kikuchi). Ella fue la novia de su mejor amigo de la adolescencia, pero el suicidio de éste, les distanció. Comienzan entonces a recuperar su amistad perdida, pero entonces Naoko, con el recuerdo indeleble de Kizuki, su novio fallecido, tiene que ser internada en un centro. Poco después Toru conoce a Midori (Kiko Mizuhara), una compañera de clase mucho más sociable y decidida. Es entonces cuando Toru comienza a sufrir un debate interno, al no querer dejar de intimar con Naoko, con la que le une un fuerte vínculo a través de la pérdida de su amigo, pero tampoco quiere dejar escapar a una mujer tan vital como Midori.

Tokio Blues retrata ese momento en que los golpes de la vida nos hacen pasar de ser adolescentes a adultos,  además de ser un recuerdo nostálgico del primer amor, en este caso un amor difícil y doloroso ya que surge de la pérdida de un ser querido. Esta no era una adaptación fácil, trasladar al celuloide la ambientación del libro, ese sentimiento nostálgico lleno de tristeza y pérdida, pero también amor y pasión, podía dar lugar a un autentico chasco teniendo en cuenta las altas expectativas creadas tratándose de una novela tan importante. Mayor es pues el mérito de Tran Anh Hung, que consigue meternos en una historia de amor y aflicción absolutamente arrolladora, de ritmo pausado pero con una intensidad palpable, y hacerlo de una manera visualmente majestuosa, al más puro estilo de Wong Kar-Wai.

La pareja protagonista, el cada vez más deseado Kenichi Matsuyama y una de las caras más conocidas del cine japonés en Occidente, Rinko Kikuchi, están simplemente magníficos en sus respectivas partes, luciendo especialmente Kikuchi en una actuación llena de intensidad y fragilidad, tal como requería un personaje tan complejo, confundido, sensual y sensible. Matsuyama está en su línea habitual, sólido y mostrando una madurez cada vez mayor en una carrera que muestra su versatilidad y que le convierte en uno de los actores jóvenes con un futuro próximo muy prometedor. Tampoco lo hace nada mal Kiko Mizuhara, la jovencísima modelo novata en el cine que da vida con absoluta naturalidad a la jovial Midori. Queda como testimonial la actuación de otra de las caras jóvenes con más futuro del cine nipón, Kengo Kora, que interpreta brevemente a Kizuki.

El director sigue al pie de la letra la historia del libro, a excepción del punto de partida: nos ahorra la escena en la que un Toru adulto escucha en un aeropuerto, por casualidad, la canción de los Beattles que da título al libro, recordando entonces su adolescencia y su relación con Naoko y Midori. En el libro la escena representa el inicio de un gran flashback, pero en la película se ha optado por empezar directamente la historia en los años 60,  evitándonos una posible escena de Matsuyama maquillado como un cincuentón. El sentimiento nostálgico de recordar una historia dolorosa del pasado está ahí gracias a la voz en off que aparece de vez en cuando, y la canción de los Beattles suena dos veces en el film, además de algunos otros éxitos de la época. Aparte de esto, los únicos cambios que se le pueden echar en cara al director es que los personajes secundarios no tienen tanto protagonismo como en el libro, en especial Nagasawa (Tetsuyi Tasmayama), el amigo ligón universitario de la alta sociedad, y Reiko (Reika Kirishima), la compañera de habitación de Naoko en la residencia. 

La película está completamente centrada en el doble triángulo amoroso, y por lo tanto se pierde un poco del modo de vida de la época, aunque se mantienen algunas escenas de las protestas estudiantiles en la universidad en la que estudian Toru y Midori, pero son más bien testimoniales. Todos estos cambios con respecto al original son perfectamente comprensibles, puesto que la película ya se va hasta las dos horas y veinte.

Hay dos aspectos técnicos que sin duda hay que destacar, empezando por el magnífico trabajo del director de fotografía, Ping Bin Lee, que consigue que el film visualmente sea un prodigio, con una  viveza espectacular en los colores, creando imágenes simplemente maravillosas. La película luce especialmente en las escenas de exteriores, en las que la naturaleza también refleja el estado anímico de la pareja protagonista, y tiene su parte de importancia. A nivel de la ambientación de la época quizás sea un poco exagerada a la hora de mostrar que es una película ambientada en los sesenta (esas camisas psicodélicas de Toru), pero no es nada en comparación con lo maravillosamente que está rodada.

Otro apartado que hay que destacar es la música, que corre a cargo de Johnny Greenwood, el guitarrista de la banda británica Radiohead. Éste se inició en el mundo de la bandas sonoras con su magnífico trabajo en There Will Be Blood de Paul T. Anderson, y esta vez vuelve a tener una influencia fundamental, procurando una ambientación más tranquila con sus piezas de guitarra, pero sobretodo  magnificando esos sentimientos épicos de Toru y Naoko, con piezas de orquesta en que los chelos y los violines gritan y lloran por el amor y la pérdida de la pareja. Pura emoción que cuaja un binomio perfecto con lo que vemos en pantalla.

En definitiva, una gran adaptación cinematográfica del libro de Murakami que consigue captar todos los elementos de la novela: la nostalgia, la pérdida, la pasión, el amor puro y la madurez, y trasladarlos a la gran pantalla, en un film apasionante y bellísimo.

Lo mejor: Una historia de amor arrebatadora, con una factura visualmente impresionante. Rinko Kikuchi. La banda sonora.
Lo peor: Que probablemente no todo el mundo conecte con los personajes y la historia de la película.

Víctor Muñoz (El Pozo de Sadako)

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Concurso: ¿Quieres conseguir el libro "Tokio Blues"?

La adaptación cinematográfica de Tokio Blues (Norwegian Wood) del escritor superventas japonés Haruki Murakami es sin duda una de las películas más esperadas de este año. El libro supuso un auténtico bombazo en todo el mundo, incluido España, y puede considerarse como la puerta de entrada más popular a la hora de adentrarse en el universo tan particular del escritor. Si a esto le añadimos que Murakami siempre ha sido reacio a permitir que se adaptaran sus novelas a la gran pantalla, la cita se convierte en ineludible.

El escritor japonés no ha podido negarse ante la propuesta del vietnamita Tran Anh Hung, que nos emocionó con El Olor de la Papaya Verde o Cyclo, en un proyecto lleno de estrellas tanto en la parte técnica como en el apartado actoral, con una de las parejas de actores más populares de Japón, Kenichi Matsuyama y Rinko Kikuchi. El resultado es muy positivo, consiguiendo lo que probablemente fuera lo más difícil: trasladar esa ambientación tan personal de la novela de Murakami a la gran pantalla.

Con motivo del estreno de la película este próximo viernes 29 de abril, la distribuidora Vértigo Films te invita a que participes en el concurso dónde puedes llevarte el libro "Tokio Blues" del escritor Haruki Murakami, en el que está basada la película.

¿Quieres participar en el sorteo del libro "Tokio Blues"?

Participa y responde a la siguiente pregunta:

¿En que momento histórico se sitúa la historia?

Envía la respuesta a: concursos@cineasia.net

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Nosolocine: Murakami, en el limbo onírico

Sumergirse en los universos paralelos de Haruki Murakami equivale a dejarse dominar por la fase R.E.M. de nuestros sueños. Esa tercera etapa del sueño, donde las secuencias oníricas se manifiestan con mayor claridad en nuestro subconsciente, es aprovechada por Murakami para tejer ensoñaciones ficticias, a las que difícilmente podemos escapar cuando hemos caído presos de su adictiva prosa. Su narrativa define un estado mental, una catarsis a la que muchos lectores se unen como vía de escape ante el acomplejado mundo del que formamos parte.

Como apuntábamos son mundos paralelos condicionados por la frágil existencia del ser humano, y también marcados por la cultura pop de las dos últimas generaciones. He aquí unos de los motivos que explican la notoriedad que han alcanzado sus novelas fuera del archipiélago japonés, catapultándolo como uno de los nombres clave para comprender la literatura del nuevo milenio. Y es curioso, pues Murakami nació hace ya 61 años en Kyoto, en plena posguerra, y a pesar de ello ha mantenido su corazón abierto a cualquier estímulo de la cultura popular, conectándolo con las generaciones más jóvenes, que lo veneran con cada novela que publica. Curiosamente sólo forma parte de una generación posterior a Kenzaburô Ôe (otro gran letrado determinante para el reconocimiento de la literatura japonesa en Occidente), pero a diferencia de éste (obsesionado en radiografiar la sociedad de su país), prefiere centrarse en lo que realmente le gusta como fuente de inspiración para sus relatos de profusa carga onírica: la novela negra, el cine de terror, series de culto como Lost o Twin Peaks y la música jazz, son algunas de esas pasiones que luego traslada a sus novelas de mil y una formas.
Erróneamente, y en muchas ocasiones, se le ha considerado un escritor “gafapasta”, término ya de por sí absurdo que no puede aplicársele por dos motivos esenciales que desacreditan este adjetivo peyorativo en sí mismo: de entrada sus fantasías se venden como churros, convirtiéndose en un autor best-seller y no en un escritor minoritario, y para terminarlo de adobar, él mismo se otorga la etiqueta de proletario al servicio de la cultura pop, criticando a esos autores esnobs que discriminan sus propias obras al no ser todo lo intelectuales que quisieran sus paisanos (algo determinado por el carácter solitario del propio Murakami, que desentona con el promedio del japonés estándar).

En Tokio Blues (aunque él prefiere que se respete su título original, es decir, Norwegian Wood) ya hallamos esa vena solitaria del Murakami menos encriptado: a través de las experiencias sexuales de su protagonista (Toru, encarnado en el filme por el actor Kenichi Matsuyama, al que muchos criticarán injustamente al no reflejar ese aire de colgado que desprendía el personaje en las páginas de la novela), el lector puede adivinar parte del pasado juvenil del escritor en los años 60, en un período de turbulencias sociales a consecuencia de la revolución roja estudiantil. Pero no es un buen síntoma quedarse en la superficie de esta novela que erigió a Murakami como el autor más influyente de la juventud japonesa de los años 80, sino que vale mucho la pena escarbar en su obra y hacerse con la novela previa a ésta: El Fin del Mundo y un Despiadado País de las Maravillas. Esencialmente porque es en esta ficción literaria donde pasa a establecer su estilo tan inconfundible de trazar dos historias paralelas entorno a varios temas y personajes, hasta que poco a poco se encuentran en un horizonte lejano (tal vez al final de la novela). Son dos relatos entrecruzados que tropiezan en un plano superpuesto, uniéndolos sensitivamente por el subconsciente de sus personajes: por un lado, un informático que trabaja en una gran corporación enfrentada a una institución gubernamental es precisado por un científico que ha descubierto cómo manejar la conciencia humana a su antojo y que se esconde en el alcantarillado público por miedo a ser descubierto (clara inspiración para el novelista de misterio Koji Suzuki y para el neo-kaidan eiga posterior); y por el otro, una ciudad medieval imaginaria que ha sobrevivido al fin del mundo y que funciona de forma oligárquica (y cuya descripción nos hace visualizar los paisajes de Alexei and the Spring, una dramática película que narra el sacrificio que llevan a cabo 55 aldeanos de una pequeña población muy cerca de Chernobyl para salvaguardar la aldea de la amenaza nuclear y que cuenta con la banda sonora de Ryuichi Sakamoto).

Precisamente Sakamoto compuso la música para Tony Takitani, largometraje de poco más de hora y cuarto en el que se resume el relato corto de homónimo nombre que puede encontrarse en el libro Sauce Ciego, Mujer Dormida de Murakami. En él, un reputado diseñador de moda de mediana edad, desconectado del universo, se casa con una joven que vive obsesionada por la moda y el consumo compulsivo. Al poco tiempo de casarse, la chica muere, y al cabo de un par de años, el padre de Takitani también fallece; la muerte lo ha privado del único canal que mantenía para conectarse al mundo contemporáneo, y siguiendo esta tónica, decide desprenderse de todos los bienes materiales de ambos. Tony Takitani (interpretado en el filme por Issei Ogata) sigue siendo un arquetipo del cosmos Murakami, pues muchos de los personajes que han salido de su imaginación muestran una aprensión ante esos objetos personales que puedan inducir al apego emocional. En cambio, prefiere que sus protagonistas saboreen esos objetos materiales que en algún momento del día puedan despertarles una emoción cotidiana; principalmente viejos vinilos de jazz y libros de escritores extranjeros (a los que ha tenido acceso y conoce muy bien porque se ha dedicado a traducir a lo largo de su vida para ganarse un sobresueldo, como John Irving o F. Scott Fitzgerald). Un contraste que determina una vez más el espíritu solitario del autor, prefiriendo antes un sujeto inanimado que una buena compañía (éstas normalmente tienen un trato sexual, como la mujer casada que visita a Tengo cada viernes en 1Q84).

Pero también se reserva su espacio para el enamoramiento irrefrenable, aunque en realidad sólo aparece como un recuerdo lejano albergado en la memoria fragmentada que han experimentado sus personajes a consecuencia de la desafección que sienten por el sexo opuesto, principalmente por traumas del pasado que nunca han logrado superar. El amor pasional (que no el carnal) se deslocaliza de cualquier silueta familiar, como un eco lejano que asoma por la ventana en forma de sombra, recordándoles que un día sintieron una desmesurada sensación de afección emocional hacia un ser vivo que les rompió el corazón.

Al Sur de la Frontera, al Oeste el Sol (tal vez su novela más irregular, pero semi-autobiográfica), Sputnik, mi Amor (que se traslada de los ambientes urbanos del Tokio cosmopolita a una pequeña isla griega) o Kafka en la Orilla (donde muestra una admiración hacia el complejo de Edipo trazado por Freud), son obras en las que se representa mejor ese estado emocional que experimentan los personajes como signo inequívoco del romanticismo adormilado de Murakami. Es fácil dejarse llevar por la imaginación y formarse claras películas mentales de estas tres novelas de mediana extensión, e hipotéticamente incluso podemos especular sobre cuál sería el mejor cineasta para plasmar en pantalla grande estas tres historias de amor extremo. Pero si existe una novela de la que podamos extraer ciertas consideraciones cinéfilas, esa es After Dark: doble historia unida por un cordón umbilical familiar. Una nos enmarca en esa noche loca de una película como Kakuto (Yusuke Iseya, 2002), pero en plenas calles del bullicioso Shinjuku, y en las que una lectora empedernida ha perdido su último tren, topándose en una cafetería con un chaval que toca en un grupo de jazz y que es amigo de su hermana. El otro relato tiene que ver con la reclusión de esta misteriosa hermana, que nunca interactúa con ambos personajes, en una ficticia habitación, atrapada por el poder persuasivo de una imagen irreal que aparece de un televisor ubicado en un rincón de su celda. Tal y como está narrada esta extraña historia, con un punto de vista un tanto ‘emo’ de la chica, nos recuerda mucho a los mundos que expone Shunji Iwai en sus filmes, tejidos por una amalgama de falsas redes sociales, adolescentes perdidos en un mar de frustraciones y ciertas desavenencias con los valores de la competitiva sociedad japonesa.

Pero Murakami no puede huir de sus fabulaciones oníricas, y eso lo arremete hacia territorios muy “lynchianos”. ¿Cuántas veces hemos querido ser los protagonistas de sus thrillers literarios más evidentes, como son Crónica del Pájaro que Da Cuerda al Mundo y La Caza del Carnero Salvaje? ¿Cuántas ocasiones nos hemos releído las páginas de estas dos obras maestras y no hemos especulado sobre las posibles conexiones que tienen sus tramas con Terciopelo Azul, Carretera Perdida, Mulholland Drive o Island Empire, pero salvando las distancias contextuales que suponen sus localizaciones? ¿En cuántas de sus novelas en general podemos reconocer esas estancias misteriosas escondidas en la penumbra de sitios irreconocibles y que se asemejan a las habitaciones rojas de Twin Peaks? Por no hablar de la misteriosa “gente pequeña” que transita ambiguamente en la novela de 1Q84 (siendo el título una referencia a la novela de George Orwell y a su adaptación fílmica), y que aparecen y desaparecen, como el enano de la mejor serie de intriga que nunca se haya podido ver en la pequeña caja tonta. David Lynch debería adaptar algún libro de Murakami, aunque eso sería plausible si dejase el videoarte arrinconado por un tiempo. Y Murakami debería escribir el guión de una hipotética producción de Lynch, siempre que aceptase las extravagancias del perfecto soñador de Hollywood. Sería un encuentro onírico sin precedentes, aunque tal vez sea eso, un sueño que nunca veremos cumplido a consecuencia de que ambos practican disciplinas artísticas en soportes muy distintos. Un sueño que no evitará que nosotros sigamos consumiendo la literatura de Murakami, pues mientras sus universos ejerciten nuestras fantasías, podremos seguir interpretando sus textos hasta convertirlos en nuestras propias películas mentales.   

Salta con nosotros a través del tiempo y consigue una de las ediciones en DVD o Bluray de...

Que Mamoru Hosoda (junto con grandes como Miyazaki, Takahata o Kon) es uno de los directores de animación a tener en cuenta es un hecho comprobado. Más aún después de ver la película que hoy nos abarca y la que es por el momento su última obra, Summer Wars, de la que os hablé hace poco aquí.

Basada en la obra de Yasutaka Tsutsui (Paprika, de Satoshi Kon es también obra suya) la historia ha pasado por otras adaptaciones, pues ya tuvo una película en 1983, una serie en 1994 y una nueva película en 2010. Hoy nos centraremos en la versión animada de 2006.

¿Qué harías si pudieras dar marcha atrás en el tiempo? Con esta frase, o más bien con la respuesta que cada uno/a de vosotros/as pudieseis dar, se podría resumir La Chica que Saltaba a Través del Tiempo, que se hizo con el galardón de Mejor Película de animación en el Festival de Sitges 2006.

Esta es la pregunta que se hace Makoto Konno, una muchacha normal y corriente, cuando un buen día descubre que ha adquirido la habilidad de saltar literalmente a través del tiempo. Gracias a este don, Makoto puede hacer lo que quiera: evitar los accidentes, repetir los exámenes tantas veces como quiera, comer sus platos favoritos hasta hartarse, ayudar a sus compañeros con sus primeros amores, dedicar horas y horas a un karaoke hasta quedarse afónica... Pero muy pronto descubre que todo está interconectado y que sus actos, por muy bienintencionados que sean, pueden llegar a tener consecuencias nefastas en las vidas de aquéllos que la rodean. ¿Será esto un don o es más bien una maldición? Cambiar el pasado puede ser un don muy peligroso, especialmente cuando se tiene que aprender a vivir sin él...

Esta es la premisa de la que parte La Chica que Saltaba a Través del Tiempo. Un tiempo que puede tornarse caprichoso cuando jugamos con él a favor nuestro, pues al alterarlo cambiamos también la realidad de los que nos rodean. No penséis, engañados por el título, que en esta maravillosa película encontraréis una historia de ciencia ficción llena de viajes en el tiempo, pues no será lo que halléis. En su lugar descubriremos un magnífico drama, con toques de comedia y una subtrama romántica que terminará por encarrilar el argumento de la misma. Nuestra protagonista, que se considera una chica con suerte hasta cierto día en que parece que el destino le ha dado la espalda, descubrirá, a modo de crecimiento y maduración personal, que no puede evadir ciertos aspectos que son importantes en la vida, pero que para ella son hechos que preferiría desviar. Hechos como que su hermana se coma su flan, que un amigo no le pida salir, no ser el hazmerreír de la clase de cocina, hacer bien un examen... Y será mediante los saltos en el tiempo como Makoto descubra lo que siente realmente por su amigo y se dé cuenta de que, como bien reza la película: "El tiempo no espera a nadie...". Estos serán los elementos más fantásticos que podréis encontrar en la película, y que a su vez serán los elementos narrativos con los que descubriremos una historia muy particular pero a la vez llena de matices que podemos descubrir en la vida real.

¿Quién no ha deseado alguna vez poder volver a revivir algún momento pasado o poder elegir el camino que nunca pensó?... De eso se trata, de valorar lo que tenemos y a pesar de ello plantearnos qué hubiésemos hecho si nos dieran una segunda oportunidad y, sobretodo, qué estaríamos dispuestos a hacer por cambiar las elecciones que tomamos. 98 minutos que se os pasarán volando y donde podréis apreciar una animación que rebosa colorido, detalles y sobre todo, que lo hace todo muy real. Detrás de la cara divertida y amable de la película de animación se esconden unos argumentos muy sólidos, llenos de reflexiones y sabores agridulces, como la vida misma. No lo dudéis y echadle un vistazo, no será "tiempo perdido", os lo aseguro.

Una bonita y melódica banda sonora de Kiyoshi Yoshida y el tema principal compuesto por Oku Hanako titulado "Garnet" ponen el broche de oro a una brillante película.

Lo mejor: Los personajes (tanto la protagonista como los secundarios Chiaki, Kosuke, el trío de chicas), la ambientación, la banda sonora, el ritmo, la animación... y cómo no, el argumento. Podría sacar más cosas positivas, pero creo que con eso captáis lo que me ha parecido la película.
Lo peor: Si tengo que sacar un "pero" a la película, sería el hecho de las dudas sin respuesta que nos plantea la película sobre ciertos aspectos relacionados con alguno de los personajes y que quedan un tanto sueltos (en especial el de uno que se nos presenta como omnisciente), para que seamos los espectadores los que nos planteemos su resolución. Aunque he de decir que no por eso le bajaría nota a esta magnífica adaptación. Siempre me queda un grato recuerdo cuando una película, además de entretener, te hace pensar y seguir dándole vueltas aun habiendo terminado hace tiempo.

Dos son las ediciones que Selecta Visión tiene en el mercado:

Por un lado, la edición en DVD que nos presenta la película en un formato de pantalla 16:9 y formato de imagen 1.78:1, acompañado por cuatro pistas de sonido en Dolby Digital: DTS 5.1 en castellano y Dolby Digital 5.1 en castellano, japonés y catalán. Como no, subtítulos en castellano y catalán.

Por otro, la versión Combo, que además de llevar el DVD anterior cuenta con un Bluray donde todos los aspectos se magnifican. La película viene presentada en formato de pantalla 16:9 Full HD 1080p, por lo que podéis imaginar la calidad que llega a tener. Como complemento a la gran calidad de imagen, en cuanto al apartado de sonido cuenta con cuatro pistas en Dolby Digital 5.1 DTS-HD: castellano, japonés, inglés y catalán (con subtítulos en castellano, catalán e inglés).

Como contenidos extra en ambas ediciones encontraremos la ficha técnica y artística, notas de producción, otros títulos, un vídeo de la rueda de prensa el día del estreno, el vídeo-clip de Oku Hanako "Garnet", trailer de cine y trailer promocional.
¿Quieres participar en el sorteo de la edición en dvd de La Chique que Saltaba a Través del Tiempo?

Participa y responde a la siguiente pregunta:

Cómo se llaman los dos amigos que acompañan a Makoto en esta aventura?

Envía la respuesta a: concursos@cineasia.net

Salvador Navarro (Blog Visual)

Y las ediciones hipersónicas de Akira son para...


Hace unos días comentábamos la salida de las nuevas ediciones en dvd y Bluray de Akira. Es hora de desvelar el nombre de los ganadores del concurso...

La edición en DVD viene presentada en un formato de pantalla 16:9 y contiene cinco pistas de audio, de las cuales castellano (nuevo doblaje) y japonés son Dolby Digital 5.1 y catalán, valenciano y castellano (doblaje de cine) vienen presentadas en Dolby Digital 2.0. Como siempre contaremos con una pista de subtítulos en castellano. Como contenidos extra contaremos con el Teaser 1 y 2, TV Commercial, Trailer 1 y 2, Storyboard y Otros títulos.

Por su parte, la edición en Bluray será una edición Combo que incluye además de la edición en dvd un Bluray de los que llaman la atención. Nos encontramos con una edición en Alta Definición con un formato de pantalla 16:9 Full HD 1080p. Audios español 5.1 DTS HD Remasterizado y aparte, las mismas pistas de la edición en dvd. Los contenidos extra serán idénticos también. Ahora bien, esta edición incluye una de las mayores novedades de los últimos tiempos: el llamado "Sonido Hipersónico". Ni más ni menos consiste en aprovechar la tecnología del formato Bluray para lograr una frecuencia de muestreo de 192 KHz con una resolución de 24 bits. Esto produce un aumento de la estimulación cerebral, causada por la exposición a frecuencias sonoras ultrasónicas de hasta 100 KHz que son absorbidas a través de la piel y los tejidos, activando la red neuronal que procesa la belleza, el placer y la emoción.

Y las ediciones hipersónicas de Akira son para:

Ediciones sencillas:
Isabel Lázare
Oriol Estrada
Jordi Nadal
Roberto López Durán
Luisa Pérez Llanos

Edición en Bluray:
Jose María Rubio Delgado
María Cuenca Rodríguez

Han sido muchos los que habéis participado en el concurso para poder llevaros una de las  copias de Akira. Felicidades a los ganadores (en breve contactaremos con vostros para que nos facilitéis vuestra dirección), y a muchas gracias en nombre de Selecta Visión y CineAsia a todos los que habeis participado en el concurso.

lunes, 25 de abril de 2011

La frase de la semana: Sabrina Baracetti (directora del FEFF 13): amando el cine asiático

Tuvimos la suerte de conocer el FEFF (Far East Film Festival de Udine) en el año 2004, cuando alcanzaba su sexta edición. Con el número 0 de la revista CineAsia debajo del brazo, nos lanzamos a la aventura de descubrir uno de los festivales de cine asiáticos más entusiastas del panorama europeo.

Ese año conocimos a su directora, Sabrina Baracetti. Volvimos a reunirnos un año más tarde, con motivo de la realización del libro sobre el director hongkonés Johnnie To: "Johnnie To: Redefiniendo el cine de autor" (colofón de la retrospectiva que preparaba el Festival de Sitges). Rápidamente pensamos en ella para que firmara el prólogo del mismo. Sabrina se brindó amablemente ha hacerlo. Empezaba con estas palabras:

"Un libro sobre el cine de Johnnie To no puede suscitar más que emoción y entusiasmo. La señal concreta de como el Occidente cinematográfico, teniendo en cuenta aquel vacío histórico-crítico que le enfrenta al cine asiático, está finalmente maduro para atribuir al director de Hong Kong el papel de indiscutible gran autor del cine contemporáneo. Es hora de una pequeña aclaración, mi intención es la de simplemente situarme en el lugar del fan, del apasionado y, gracias al festival italiano Far East Film, en parte también como testigo; se me concederá, por lo tanto, en estas páginas la licencia del "romanticismo" por encima de la del análisis crítico. 
Todo se inició en 1997 cuando aún no existía el Far East Film Festival de Udine. En aquel año partimos cargados de expectativas y emociones al mismo tiempo que Hong Kong, para comenzar a explorar aquello que, a nuestro parecer, era sólo la punta de un iceberg: la producción cinematográfica popular y de género en lengua cantonesa. Todas aquellas películas que rompían las taquillas en la colonia británica permaneciendo invisibles de fronteras afuera y que presentaban, por lo poco que podíamos ver y conocer en Europa, una vitalidad, una velocidad de movimiento y una carga de inventiva y experimentación sin precedentes. Una industria al servicio del público en la que Johnnie To ocupaba desde hacia años un lugar en primera fila. Fue entonces cuando tuve la ocasión (la fortuna, el honor) de conocerlo e invitarlo a Udine con su película All About Ah Long, en la que daba rienda suelta a todas sus dotes melodramáticas (para él fue la primera participación en un Festival occidental) y un año más tarde con A Hero Never Dies, un drama extremo, violento, exasperante y geométricamente cruel, que sigue siendo uno de los puntales de su carrera. Para mí, Johnnie era (y sigue siendo) la quintaesencia del cine de Hong Kong: la energía, la falta de prejuicios, el genio, el sentido del honor y de la amistad masculina, el interés por dar más, la maestría técnica, la velocidad de ejecución".
A penas quedan cuatro días para que el FEFF abra las puertas de su 13ª edición y se convierta de esta manera en el festival de cine asiático más longevo de los realizados en Occidente. Sirvan estas palabras de la propia Sabrina como muestra del agradecimiento que todos los aficionados al cine asiático le profesamos. Por su pasión a la hora de amar un cine que tantas alegrías nos ha dado. Por su esfuerzo de consolidar, año tras año, un proyecto arriesgado pero imprescindible. Por hacer de Udine el centro neurálgico del cine asiático.
Sí, evidentemente Johnnie To también estará entre nosotros: no es posible que el realizador hongkonés falte a una de sus citas favoritas del año. Don't Go Breaking my Heart llegará a las pantallas del Teatro Nuovo Giovanni da Udine el martes 3 de mayo a las ocho de la tarde. Y allí estaremos nosotros para contároslo.
Nos vemos en Udine 2011.
Enrique Garcelán (CineAsia)

jueves, 21 de abril de 2011

Box Office Hong Kong 8-10 abril de 2011: Waiting for 3D Sex and Zen!

En su primera semana en cartel la película de animación de la Twenthy Century Fox Río se ha colocado en el primer lugar de nuestro top hongkonés, desbancando a Don´t go Breaking my Heart, la comedia romántica producida y dirigida por Johnnie To y Wai Ka-Fai, que a pesar de haber perdido el liderato está proporcionando muy buenos números en taquilla. Desde luego el trío protagonista del film tiene tirón, y es que tanto Louis Koo (quién estrena a finales de este mes A Chinese Fairy Tale, de Wison Yip), como Daniel Wu y la guapísima Yuanyuan Gao están perfectos en sus respectivos roles, y según la crítica las dos horas que dura el film se pasan como un suspiro. A ver si hay suerte y aún tratándose de una comedia el nombre de Johnnie To seduce a los organizadores del Festival de Sitges 2011 y se atreven a proyectarla.

En tercer lugar encontramos el estreno de Limitless, con Bradley Cooper y Robert de Niro encabezando el elenco, y un peldaño más abajo se coloca tras tres semanas en cartel Beastly, un drama fantástico que cuenta entre sus protagonistas con una de las famosas gemelas Olsen, concretamente Mary Kate. No es hasta mitad de tabla que volvemos a toparnos con un título asiático, en este caso el debut en la cartelera del film nipón Umizaru 3: the Last Message, estrenado en su país de origen hace seis meses y que supone la tercera película basada en el manga Uzimaru del mangaka Shuho Sato, más conocido por su obra Say Hello to Black Jack. Esta historia centrada en las peripecias de un grupo de guardacostas japoneses se puede ver en formato 3D.

Las aguerridas y mortíferas chicas de Sucker Punch bajan esta quincena cuatro puestos para situarse en el sexto lugar del ránking, justo antes de Hanna, thriller de aventuras dirigido por Joe Wright. Antepenúltima y penúltima posición para la cinta animada Gnomeo and Juliet y The Lincoln Lawyer (que en España se titulará El Inocente), con Matthew McConaughey y Marisa Tomei. Y emplazada en la cola de nuestro top el único estreno hongkonés que echarnos a la boca: se trata de Choy Lee Fut, una cinta de artes marciales dirigida por el mítico Sammo Hung, uno de los mejores (si no el mejor) coreógrafos de escenas marciales de los últimos tiempos. El film trata de dos amigos que viven en Europa y se trasladan a China para aprender técnicas de lucha como el kung-fu.

Francisco Nieto