Grandes esperanzas

Después de que recientemente algunos intérpretes coreanos hayan empezado a “hacer las Américas” (Rain en Speed Racer, Lee Byeon-hun en GI Joe), parece que ahora le toca el turno a los directores (¿será esto lo que denominan el “efecto llamada”?). Ni más ni menos que Park Chan-wook (Thirst), Bong Joon-ho (Mother), Kim Jee-woon (Encontré al Diablo), Kang Jae-gyu (Brotherhood of War), Kwak Jae-yong (My Sassy Girl), Jang Jin (Someone Special) y Ahn Byeong-ki (Apartment) están trabajando en producciones norteamericanas o en coproducciones.

Los tres primeros (seguramente, los nombres más populares del cine surcoreano internacionalmente) son quienes tienen los proyectos más avanzados:

Park va a trabajar con Nicole Kidman, Mia Wasikowska y Matthew Goode en Stoker, film sobre la extraña aparición de un hombre en el funeral de su hermano y su relación con la viuda y la hija adolescente del difunto.

Bong, por su parte, ha conseguido la financiación (multinacional) necesaria para autoproducirse la costosa adaptación de cómic de género fantástico Transperceneige, creación de los franceses Jacques Lob, Benjamín Legrand y Jean-Marc Rochette. La película llevará el título inglés Snow Piercer y estará protagonizada por los coreanos Song Kang-ho (Secret Reunion) y Won Bin (Mother), así como por algunas estrellas de Hollywood. Se sabe muy poco más, tan solo que seguirá fielmente la historia del material original, con lo que será un intenso film de acción a bordo de un tren.

Por último tenemos a Kim y su The Last Stand, “una combinación -en palabras del propio director- de Jungla de Cristal y Solo Ante el Peligro”, sobre el violento pulso que mantienen un cártel de la droga mejicano y un sheriff estadounidense en la frontera entre ambos países. Primero se habló de Liam Neeson para el papel principal, pero parece que finalmente va a ser, atención, Schwarzenegger quien encarne al agente de la ley y el orden.

Todo ello se empieza a rodar este año y se espera que vea la luz pública en 2012. Toca esperar, pues. ¡Perdón por poneros la miel en los labios!

Por nuestro colaborador Jordi Codó