No quisiera comenzar este diario que nos va a acompañar durante los próximos diez días sin agradecer a Gloria y a Enrique, o lo que es lo mismo, a CineAsia, la oportunidad que me han brindado de acudir a este Festival Internacional de Cinema d´Autor de Barcelona que hoy mismo acaba de dar su pistoletazo de salida. Con los nervios propios del debutante que espera no defraudar a quienes han puesto su confianza en él inicio la crónica de un certamen que, casualmente, también da sus primeros pasos de bebé. Como si del gobierno de CIU se tratara, habrá que solicitar un margen de confianza tanto para los ilusionados hacedores de un festival que nace con todo el deseo y ánimo del mundo como para el humilde escriba que intentará explicarlo. Espero a su vez que el pareado con el que he dado nombre a este diario haya despertado la nostalgia de aquéllos que ya peinan canas y que acudían allá por los años 80 a las sesiones dobles de los cines de pueblo donde raro era el día que no programaran alguna película de artes marciales como complemento de otra de Jaimito o de Bud Spencer y Terence Hill. Allí nació mi pasión por el cine oriental, y mi recuerdo de serpientes que se cobijaban en la sombra de las águilas o el de monos etílicos que se contoneaban ante la atenta mirada de feroces tigres los he transportado siempre conmigo, y no creo que me abandonen jamás.
Y es que el debut se las trae. Nada más y nada menos que un festival de cine en la capital cultural por excelencia y encima de autor. Uno, que está acostumbrado a pasearse por acontecimientos cinematográficos de extrarradio ataviado con su chándal y su camiseta de Darkness del Festival de Sitges de 2002 no puede más que pensar que se va a encontrar como un elefante en una cacharrería entre tanto gafapastas y modernillo urbanita. Pero como el crítico de cine es un ser camaleónico por antonomasia, me compré el Cahiers de Cinema y el Dirigido Por de este mes, me los leí como el que devora un best seller y me dirigí raudo a la cola de los cines Aribau para acreditarme. En el momento de la acreditación te suelen correr las hormigas por los pies. ¿Me habré dejado el carné de identidad en casa? ¿Mandé los datos que me pedían correctamente? ¿Me reconocerán por la foto que envié? Hace pocos meses me encontré en otro festival con la sorpresa de que mi acreditación ya había sido entregada a otro periodista que se supone se había hecho pasar por mí. Todo resultó ser un malentendido, pero que levante la mano quien no se haya encontrado con una u otra situación kafkiana a la hora de recoger la tarjeta que te permitirá disfrutar del placer más inconfesable del cinéfilo empedernido: ver cine gratis y durante varios días. Hay que reconocer que en este aspecto el Festival de Cinema d´Autor ha empezado su andadura con muy buen pie. A cada periodista se le ha permitido invitar a una persona a la proyección de la película inaugural que ha tenido lugar esta tarde. Detallazo del que deberían tomar buena cuenta otros concursos.
Pero bueno, nos dejaremos de preámbulos para hablar de lo que realmente interesa, que son las películas que se exhiben estos días. Un sinfín de buenas propuestas fílmicas que satisfarán al cinéfago más goloso. Sus cuatro secciones (Direcciones, Promesas del Este, Asias y Autoría Catalana), además de su retrospectiva dedicada a Guy Maddin y una buena selección de cortometrajes auguran una cosecha estupenda que no hay que desaprovechar. Hoy quien acudiera a la jornada de arranque podía elegir entre ver la película inaugural: la francesa Pequeñas Mentiras sin Importancia (2010) o degustar el primer plato oriental del menú: la china Apart Together de Wang Quan´an. Como el Festival ofrece la oportunidad de poder disfrutar de sus películas en dos pases he optado por engalanarme y acudir a la primera de las opciones. Y lo cierto es que no he salido defraudado ni mucho menos. Si ya los 154 minutos de duración eran un reclamo para tomarse las cosas con calma y no empezar con atracones que dejaran secuelas, estas Pequeñas Mentiras sin Importancia de Guillaume Canet se muestran como la avanzadilla ideal para lo que va a venir a partir de ahora. Qué mejor recibimiento que encontrarte rodeado de amigos en una lujosa villa con vistas al mar cerca de Burdeos, con una copa de vino de la región en la mano y con los ojazos de Marion Cotillard, que son como dos luceros del alba, dándote la bienvenida. Un film coral de personajes con los sentimientos permanentemente a flor de piel que nos habla de falsedades, de sentimientos reprimidos, de la soledad, del abandono, del amor… de esos temas universales que tan bien sabe tratar el cine de nuestro país vecino. Y al acabar la sesión quien quisiera podía remojar el gaznate con una copa en un conocido local de la ciudad. Yo he preferido recogerme y así poder escribir ésta mi primera entrega con la sobriedad que me caracteriza.
Y es que mañana nos espera una tarde de aúpa: Hong Sang-soo y Jerzy Skolimowski, o lo que es lo mismo, Oki´s Movie y Essential Killing, las nuevas propuestas de dos maestros del Séptimo Arte que a buen seguro no decepcionarán.
El que tenga pensado darse una vuelta estos días por Barcelona, ya sabe que tiene una cita ineludible que no debe dejar escapar. ¡A disfrutar de buen cine!, que por desgracia, no es algo de lo que podamos gozar todas las semanas.
Por ahora esto es todo desde Barcelona. El crítico debutante se enrosca en su bisoñez y se despide de todos hasta mañana.
Bona nit!
Francisco Nieto
CineAsia
Que casualidad!! Yo también empecé con Pequeñas mentiras sin importancia. Ayer Oki's Movie, pero luego me fui para Cold Fish que me tiraba mas que no Essential Killing. Un festival genial,los organizadores son unos soles y las películas muy chulas.
ResponderEliminarSeguiré las crónicas ;)