Año: 2009
País: Corea del Sur
Director: Park Chan-wook
Duración: 115 minutos
Género: Drama, Terror, Vampiros
Protagonistas: Song Kang-ho, Kim Ok-bin,
Shin Ha-kyun, Kim Hae-sook
Sang-hyun es un joven sacerdote coreano, querido y respetado. En contra de la opinión de sus superiores, se ofrece para probar una vacuna experimental contra un nuevo virus mortal en África. De vuelta en Corea, comienza a experimentar extraños cambios físicos y psicológicos: el sacerdote se ha convertido en vampiro. La noticia de su curación milagrosa atrae a los peregrinos enfermos que esperan beneficiarse de su gracia.
Si bien es verdad que la película ha sido tan aplaudida como abucheada, en mi caso me decanto por aplaudirla, pues ésta es una historia de vampiros que sólo habría podido surgir de la mente de Park Chan-wook, cuyas películas tienden a hablarnos de la redención al igual que de la cólera que surge ante la injusticia y la maldad. Temas y sentimientos comunes en su trabajo que lo dotan de cierta moralidad. En esta visión tan particular no iba a ser menos, y el amor puede ser, al igual que en la realidad, un precioso momento, cargado de ternura, pero a la vez ser una locura total. Para unos puede ser una bendición, para otros, la mayor de las maldiciones. La historia va evolucionando a la par que los personajes, convirtiéndose en delirante por momentos, y cómo no, pasando por otros como el drama, el humor –negro a veces- o los momentos románticos. Además con la tendencia tan de moda de dotar de “humanidad” a los vampiros. No esperéis ver los tópicos como los colmillos y demás, pues no los encontraréis.
Uno de los elementos más llamativos del film es precisamente ese, que Chan-wook ha cambiado los registros habituales de películas de corte 'vampírico' y ha dotado a su criatura de más dotes humanas que sobrenaturales -que si bien las tiene, casi siempre están calmadas por su conciencia humana-. Y cómo no, el hecho de que el vampiro (no convertido por otro vampiro sino por unos ensayos para una vacuna en África) sea un sacerdote. Ambos protagonistas sufren evoluciones un tanto dispares: él, pasa del sacerdote bondadoso y humanitario al vampiro que saca a relucir todos sus deseos carnales y pecaminosos que como sacerdote no podía satisfacer. Ella, pasa de ser la joven afligida y vilipendiada por su familia adoptiva, de la que quiere huir a toda costa, a ser una joven descarada y desatada.
En definitiva, una versión del género de vampiros de gran calidad, que por momentos decae pero que finalmente culmina de manera sublime.
Lo mejor: La visión de los vampiros desde el punto de vista de Chan-wook y las actuaciones de los protagonistas.
Lo peor: Quizás demasiado extenso en metraje (en minutos). Algunos momentos del film.
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