Día 7. Jueves 05 de Mayo: Un Tarantino en Mongolia
Buenos días, cineasiáticos. Una película sobresale en la programación de ayer jueves. Poco conocíamos hasta la fecha de la cinematografía de Mongolia salvo las contadas cintas que han llegado a España: La Historia del Camello que Llora, o El Perro Mongol, todas ellas películas costumbristas realizadas en co-producción con países europeos, y que sirven para mostrarnos el día a día en la estepa mongola. Pero, ¿se hace otro tipo de cine en Mongolia?
Operation Tatar nos demuestra que sí. Que existe un cine popular, más allá de lo que hemos podido ver hasta ahora. La primera película que el FEFF ha proyectado a lo largo de sus trece años de historia procedente de Mongolia causó una excelente impresión entre el público asistente. El director de la misma, de nombre impronunciable incluso para la directora del festival, se mostró encantado de presentar su film a un público tan lejano. Y eso que todavía no había escuchado la ovación final con la que el público premió su cinta.
La historia de un atraco tan imperfecto como divertido, podría perfectamente haber sido firmada por Quentin Tarantino, si el cineasta americano hubiera nacido en la estepa mongola, y en lugar de acudir a clase, se hubiera contentado con asistir a alguno de los videoclubs donde seguro que Bat-Ulzii Baatar ha pasado más de una jornada. Un coctel de humor, sangre, una gotas de gore, en la que se ven envueltos un cuarteto de pringados que planean el atraco a un banco. El resultado: una comedia negra tan sorprendente como entretenida.
La siguiente parada del día nos llevaba a Corea del Sur. Época Chosun. Como maestro de ceremonias, el guionista de I Saw the Devil y The Unjust, metido aquí en tareas de dirección. The Showdown, con una estructura más próxima a la obra teatral, reúne en un mismo escenario a tres supervivientes de una batalla: tres hombres que guardan varios secretos, desvelados a lo largo de la película en forma de flashbacks. El film, con un guión acertado, se ve empañado por una dirección irregular que afecta al ritmo general de la película. Un director a seguir, a pesar de todo.
A las seis y media de la tarde, los hermanos Ryoo Seung-wan (director), y Ryoo Seung-bum (actor), junto al director de Foxy Festival y al moderador Darcy Paquet, mantuvieron una larga conversación con la prensa presente acerca de sus últimas películas y sobre el cine coreano en general. Mi imagen de Ryoo Sung-wan de cuando vino a Sitges y mordía travieso la revista CineAsia estaba algo distorsionada, no en vano los años pasan y sólo cuando se reía podía percibir su imagen desenfadada y divertida, convertida quizá por la historia que nos cuenta su nuevo film, The Unjust, en algo más seria y menos desvergonzada. Su hermano, Ryoo Seung-bum impoluto, inmaculado, de negro con chaqueta blanca y gafas de sol: una estrella ya en el firmamento del star system coreano, y eso se notaba y mucho. En cualquier caso, departir con ellos en torno al cine coreano, como sabéis uno de nuestros favoritos, fue un placer que no tiene peros, ni parangón. Próximamente subiremos las fotos que pudimos ir haciendo de la charla (tampoco esperéis demasiado que nuestro móvil no es un iPhone).
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