miércoles, 6 de abril de 2011

Diario de una botella de sake en el Festival de Las Palmas. Día 4. La sombra de Apitchapong es alargada

El día a día de los festivales es similar al día a día de cualquier actividad. El glamour de ver a William Dafoe en la primera jornada da paso a un montón de anécdotas que muchas veces nos perdemos, simplemente porque no estamos ahí para verlas. Hoy me he levantado de humor, después de varios días sin saber que hacer con el equipo de buzo, la crema solar factor 50, la toalla de dos metros de larga y las gafas de sol, a un día de mi marcha de Las Palmas, he encontrado la solución a mis problemas solares. En la sección Panorama proyectan esta tarde a las 16 horas El verano de Goliat, así que... hoy iré bien equipado a la sala de cine.

Y hablando de anécdotas o curiosidades, os podéis preguntar. ¿Cómo van las votaciones del jurado? La verdad es que no os sabría que deciros ya que las deliberaciones son secretas como bien sabéis. Pero hay veces que tienes la suerte de estar en el lugar adecuado y suceden anécdotas como esta. Éramos cinco personas los que asistimos a la proyección de la película china Black Blood, película proyectada el pasado lunes por la mañana en los cines Monopol (público: Amaia, el que os habla, y tres personas más). Pues bien, no os puedo adelantar la película que se llevará al final el premio en la Sección Nuevos Directores, pero sí  puedo aventurar que Miaoyan Zhang no estará en la terna final. Las tres personas que nos acompañaban, los tres miembros del jurado, salieron en grupo pasados cincuenta minutos de la proyección. A eso se le llama votación en grupo y lo demás son tonterías.

Pero vamos a ver lo que dio de sí la jornada de ayer martes. Mi ruta me trasladaba a la tierra de Toni Jaa. A la Tailandia de las tradiciones y de los cuentos populares. A la Tailandia del tsunami y de las relaciones de pareja. Dos películas. Dos secciones. Y la sombra de Apitchapong Verasethakul que es muy.., muy alargada.

Eternity (Tee Rak, 2010) ópera prima de Sivaroj Kongsakul, reciente ganadora del premio a la Mejor película en los Premios de la Academia tailandesa (además de cuatro premios menores más) bebe de la tradición y de los cuentos de fantasmas del folklore tailandés. ¿Es nuestro amor eterno se pregunta el director? Después de trabajar como asistente de dirección de Pen-ek Ratanaruang, Wisit Sasasatieng y Aditya Assarat (director de la segunda propuesta de la jornada), además de trabajar como director de fotografía de Apitchapong, Sivaroj Kongsakul sintetiza en su film tendencias y escritura cinematográfica que hemos visto previamente en estos realizadores (desde la poética de Nang Nak, a puesta en escena de Uncle Boonmee). Una carretera abre el film, un cruce de caminos por el que atravesará en una y otra dirección Witt, un hombre, un fantasma, un espectro que deambula por aquellos momentos de su vida que le llevaron a conocer a su mujer. Eternity es una historia de amor en la que te has de dejar llevar. Y de la que, como ocurre en la vida, puede que te enamores o no.

Desde que en el 2005 Aditya Assarat fuera elegido para trabajar con la realizadora india Mira Nair como parte del programa Rolex Mentor, la vida de este joven director tailandés de 38 años iba a dar un vuelco espectacular. Después de presentar en Las Palmas su primer largometraje Wonderful Town, regresa al festival este año con Hi-So, un film que al igual que Eternity nos habla del amor, y que guarda más de una conexión con su film previo (desde el rodaje de la película, hasta el hotel destruido por el tsunami donde acontecen ambas películas). Hi-So es un film dual que se contempla como un espejo que se abre y se cierra sobre sí mismo: donde un joven actor (una de las caras más conocidas de la cinematografía thai, Ananda Everigham, el protagonista de Shutter) mantiene dos relaciones lastradas desde un principio por la incapacidad del joven Ananda de darse y de compartir. Con una Tailandia rural anclada en el tsunami y en los efectos del mismo, y un Bangkok donde las ruinas se integran temporal y espacialmente con el Bangkok de los rascacielos y de la gente rica, Hi-so explora el amor, la búsqueda de tu lugar en el mundo. Con delicadeza. Con la calma que precede a la tempestad.

Lo mejor del día: Compartir Hi-So con la actriz Cerise Leang. Ya no sabía hacia donde mirar, hacia la pantalla, o cinco asientos por delante. Daba la impresión de que me encontraba en La Rosa Púrpura del Cairo de Woody Allen, y que en cualquier momento iba a traspasar la pantalla y plantarme en el set de rodaje y compartir un combinado de coco con Cersie y Ananda.

Lo peor: Que todo lo bueno se acaba y que si nadie le remedia, a la botella de sake le quedan unas gotas en su interior. Esperaremos a mañana para bebérnoslas.

Enrique Garcelán

1 comentario:

  1. Con Hi-so me has dejado petrificada: ¿habré visto la misma película que tú? Nada, nada, le daré (quizá) una segunda oportunidad... Ah, y cuidadito con la "Cerise" esa... que te estás soltando tú mucho por esos festivales de Dios... (ja,ja,ja). Eternity: ¡¡qué daño, o no, ha hecho Apitchapong en muchos directores!! En fin, es lo que hay... Ánimo con la recta final del festival, ya verás que sale el sol... (como dice Shakira). Abrazos barceloneses.

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