Año: 1989
País: Hong Kong
Director: Clarence Fok
Duración: 114 mins.
Intérpretes: Yuen Biao, Maggie Cheung,
Yuen Wah & Ng Man Ling.
La fantasía heroica cinematográfica surgida a mediados de los años 80 en Hong Kong siempre ha tendido a ser poco comprendida y respetada. Las razones que han impulsado su relegación a segunda categoría puede que se deban a la poca asimilación de los géneros populares de la cinematografía hongkonesa (como son las artes marciales y el wuxia pian) por parte de la cinefilia en general. Igualmente, puede que la masificación de este tipo de productos realizados mecánicamente a destiempo para cumplir con las exigencias del público regional, en los que no importaba demasiado la historia de fondo y sí las coreografías marciales, haya sido el detonante definitivo para la mala aceptación de los mismos por parte del público occidental. Son producciones cuya dinámica principal son los combates aéreos, con personajes muy al gusto del espectador cantonés, salidos en ocasiones del fabulario fantástico local (o en su definición, de su vecina China). Y si encima añadimos esa cámara hiperbólica que rodea a los protagonistas con procedimientos técnicos poco ortodoxos, o la poca concreción temporal a la que nos tienen acostumbrados algunos cineastas que han cultivado el género (como por ejemplo Tsui Hark con su más que aceptable Green Snake, o Michael Mak con su filme coral La Espada Invencible ), resulta hasta cierto punto comprensible esa marginación a la que han sido sometidas durante décadas. Además, hemos de tener cuenta que algunas de estas películas de puro entretenimiento estético resultan incluso algo farragosas para esos aficionados al cine asiático con temática mágico-marcial.
Hay algunos filmes que nunca han terminado de convencer por ser demasiado ambiciosos desde el punto de vista artístico y comercial: posmodernidades extremas como The Storm Warriors (2009) de los Pang Brothers lo atestiguan. O la menospreciada Siete Espadas (2005) de Hark reafirma esa teoría que invalida el género cada vez que una historia épica se satura con demasiados personajes que vulneran las leyes de la gravedad y tramas secundarias que entorpecen el tempo. Mientras que un olvidado largometraje como The Iceman Cometh, que en su momento se alzó en la taquilla como cualquier buen blockbuster nacional (acumuló unos 14 millones y medio de dólares en seis semanas), eleva la calidad del género por encima de la media. Y eso que lo pervierte sin pensar en las posibles consecuencias negativas a las que se exponía si en su momento no hubiera caído en gracia. Nos explicamos: esta producción del malogrado Clarence Fok (Naked Killer) se nutría de esos viejos relatos de wuxia para concebir un producto de acción a medio camino entre la fantasía heroica y el thriller urbano tan característico de la ex-colonia británica, aliñado con unos toques de inocente comedia cantonesa que, a diferencia de otras ocasiones, no desentona para nada.
Fok nos propone un viaje por el tiempo a través de una historia que parte del pasado para desarrollarse en el Hong Kong cosmopolita: un guerrero de la dinastía Ming (Yuen Biao) persigue a un asesino que pretende quitarle el trono al Emperador. Durante un enfrentamiento quedan enterrados por los siglos de los siglos, hasta que una expedición arqueológica los despierta de su letargo. Los personajes se encuentran en terreno anacrónicamente hostil, pero el soldado intrépido conoce a una prostituta (Maggie Cheung con vestimenta hortera de la época) que le ayuda a integrarse en el mundo moderno. La batalla ha sido aplazada durante centenares de años, pero ahora la ciudad de los rascacielos será testigo de la mayor batalla de la historia… ¿china?
El tándem Biao/Cheung funciona mejor de lo esperado, dejando relegado a Yuen Wah (como antagonista) en segundo plano. Seguramente lo mejor de la función sea Yuen Biao, ya que a priori ésta fue la producción que le dio el empujoncito definitivo para convertirse en estrella autónoma sin depender de sus hermanos artísticos Sammo Hung y Jackie Chan. Lo había conseguido un año antes en Dioses contra Demonios (1988), pero teniendo en cuenta que él fue uno de los codirectores del filme... olemos a gato encerrado y no podemos considerarla como meritoria. Por otro lado, Maggie Cheung aún se encontraba en plena maduración artística, y su bella presencia, que años más tarde nos atraparía como espejo embrujado, aún no había alcanzado su máximo florecimiento.
En cuanto a Fok (algunas veces apodado Ford), muy probablemente esta película fue decisiva para dar el impulso necesario a una profesión muy competitiva dentro de la reducida industria hongkonesa. Para más señas, sus siguientes proyectos fueron Dragon from Russia (un primer intento de versionar el manga de Crying Freeman burlando los derechos de autor de la obra original) y Naked Killer (película de culto engañosa por su contenido erótico light). Algunos han querido ver cierta malicia por parte de Ching Siu-Tung cuando al cabo de un año rodó The Terracota Warrior, pues ésta parecía inspirada muy libremente en la producción de Fok (si bien la supera con creces en cuanto a atrezzo por su elevado presupuesto). No son comparables, ya que la trama de The Iceman Cometh se sitúa a finales del siglo pasado, en las bulliciosas calles de ese Hong Kong horizontal cuya mirada apuntaba hacia el cielo. Los rascacielos invadían la isla, y entre ellos transitaban superpolicías de hierro o para el caso soldados imperiales. Puede que algunas secuencias beban de Los Inmortales (Russell Mulcahy, 1986), pero otras influenciaron a algún productor de Los Visitantes (Jean-Marie Poiré, 1993), algo que sería comprensible partiendo de la base de que en el país galo siempre se ha consumido mucho cine asiático.
Así pues, sería un error perderse The Iceman Cometh por considerarla una producción un tanto desfasada, porque no sólo es entretenida y bien coreografiada en sus escenas de acción, sino que apuesta por una interesante mezcolanza genérica que arraigó profundamente en la escritura cinematográfica hongkonesa (sólo cabe comprobar la cantidad de productos similares que se estrenaron en el siguiente lustro). En definitiva, una película de pura cepa con el sello de autenticidad hongkonés con componente fantástico que todo aficionado debería rescatar.
Lo mejor: Mix de géneros aparentemente equidistantes bien cohesionados.
Lo peor: Algunos efectos especiales pretéritos han quedado algo desfasados.
Eduard Terrades Vicens
Filmoteca: Sábado 5 Febrero a las 19:30.
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