domingo, 23 de enero de 2011

Detective Dee and the Mystery of Phantom Flame (Hong Kong, 2010)

De nuestro colaborador Óscar Sueiro


Año: 2010
País: Hong Kong
DirectorTsui Hark
Duración120 m.
Género: Thriller/Acción
Protagonistas: Andy Lau, Carina Lau
Li Bingbing, Tony Leung Ka-Fai
 
En la última edición del Festival de Cine de Sitges pudimos ver la última película del gran Tsui Hark, y digo gran porque lo basto de su obra, tanto en producción como en dirección, no la abarca cualquiera ni viviendo dos veces. Se podrá ser fan o no, pero lo que ha hecho este hombre por la industria cinematográfica china no tiene nombre –cabe apuntar que no es chino, nació en Vietman y emigró a los catorce años-. De su paso por las Américas no diré nada, corramos un tupido velo, pero en toda su carrera ha producido cincuenta y nueve películas y ha dirigido cuarenta y cinco, la primera en 1979.
Dentro de su amplia filmografía tras la cámara relucen títulos como: Zu, Guerreros de la Montaña Mágica (1983), la saga de Érase una Vez en China, Twin Dragons (con Jackie Chan, 1992), Siete Espadas (2005) –esta fue la última que se estrenó en nuestro país-, etc. Y como productor tuvo grandes aciertos con las maravillosas sagas de Una Historia China de Fantasmas y Swordman, películas que cualquier aficionado a las artes marciales seguro conoce. No son films citados al azar, los he escogido con cierto cuidado, en primer lugar porque son algunas de mis favoritas, y en segundo lugar, porque es precisamente ese tipo de cine el que recupera la propuesta de Detective Dee. No por el argumento en sí, sino por esa forma de ensoñación, esa acción de cables, esas coreografías – el celebérrimo Sammo Hung lo borda, como siempre-, la dirección artística, los parajes de leyenda, los personajes heroicos, etc.
El argumento se sigue con interés, sí, el protagonista (Andy Lau, ni más ni menos) tiene carisma, pero cuando de verdad disfrutamos, es cuando nos acordamos de aquella sensación que nos producían las películas antedichas, al contemplar la mezcla de cine clásico de kung-fu chino con cine fantástico. Sobre todo cuando más artesanal se torna y menos tira de los efectos visuales, que son el gran ‘pero’ de este metraje. No es que sean baratos y malos, pero el mainstream nos tiene demasiado bien acostumbrados y ya no toleramos una mala integración de efectos digitales. Si algo me ha sacado de la historia a ratos ha sido precisamente eso.
Por lo demás, apruebo el resultado, incluso lo propongo para saga. Estaría encantado de ver otros casos del Detective Dee siempre que nos lleven a lugares tan apasionantes como el Bazar Fantasma o el Templo al que va en busca del Capellán, eso sí, obviando los ciervos CGI y con un guión un poco más férreo –el guionista Zhang Jialu no tiene una carrera tan dilatada como la de Tsui y se nota-.
Lo mejor: Recuperar el espíritu híbrido de artes marciales, tradición y fantasía.
Lo peor: Que el exceso y el mal uso de los CGI rompa ese encanto a ratos.

3 comentarios:

  1. Bueno, eso de que no es chino es harto discutible. Está claro que no nació en China sino en Vietnam, pero descendía de emigrantes chinos lo que comporta que su etnia fuera china (ignoro sin Han u otra). A los 13 años partió a Hong Kong y allí se quedó, así qué...

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  2. Lo que es innegable es que Tsui se crió en Vietnam desde poco después de nacer, en unos años turbulentos de guerra, miseria y violencia que marcarían para siempre su visión cinematográfica. Emigrado a Hong Kong en 1966, con 13 años recién cumplidos, transcurre allí 3 años de su vida empapándose de la cultura pop del país antes de volver a coger un avión, esta vez con destino a Texas, para estudiar el arte de rodar películas. Ocho años más tarde, regresa a Hong Kong para entrar por la puerta grande en el imperio televisivo de los hermanos Shaw.

    Chino, vietnamita, ciudadano del mundo, lo cierto es que Tsui Hark es uno de los grandes renovadores del cine de Hong Kong, baluarte de la Nueva Ola de directores.

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  3. No niego que naciera en Vietnam ni se criara allí, pero no dejaba de vivir en un ambiente familiar chino, y todo el mundo sabe que los chinos expatriados suelen conservar más las tradiciones que incluso los que viven en su propio país. Por cierto, Hong Kong no es un país, por mucho que quisieran los british.

    Coincido, eso sí, en qué es un gran renovador del cine de Hong Kong y, en ocasiones, un excelente director.

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