miércoles, 4 de mayo de 2011

DA 5: Diario del acreditado novato que aprendió hasta del gato. Día 5

El cine asiático vuelve a asomarse de nuevo por el Festival, precisamente en un día en el que las pasiones futbolísticas han sido un duro obstáculo para que haya habido una buena entrada en todas las sesiones programadas. Pero ya se sabe que tiran más dos clásicos Barça-Madrid que dos películas asiáticas, y el respetable ha optado por acudir al Nou Camp o simplemente quedarse en casa a verlo en familia antes de degustar un buen plato de autoría fílmica. Por si alguien no lo sabe, el Barça ha eliminado al Real Madrid y jugará la final de la Champions en Wembley. Felicidades a los seguidores azulgranas.  

Si alguien definió a este Festival de Cinema d´Autor como un evento donde se exhibía cine a contracorriente, hoy he podido comprobarlo de manera literal y exacta. Sólo había que plantarse en la parada de metro de Plaça Universitat para darse cuenta de que las masas se dirigían a un lugar completamente opuesto al que yo me encaminaba. Pero bueno, tampoco es que haya estado en la más absoluta y precaria soledad. Siempre quedan aquéllos a los que el deporte les suena a chino y otros incorruptibles que no se perderían una buena película aunque encontraran muerto a Bin Laden. Estos cinéfilos de pro y este acreditado novato que pasó del fútbol un rato creo que hemos acertado de pleno en nuestra osada elección. En los descansillos (lugar idóneo para intercambiar experiencias) se comentaba que quien había visto Cold Fish en su primer pase el pasado sábado había quedado maravillado, y que Caracremada, de Lluis Galter, también merecía mucho la pena. Por coincidencia de horarios de proyección y siempre con un ojo puesto en el horario de autobuses he  tenido que aparcar la esquiva película dirigida por Sion Sono (ya se me escapó en el pasado Festival de Sitges y ahora me ha vuelto a pasar exactamente igual, lo que no deja de ser una puñeta porque es uno de mis directores asiáticos preferidos, con las imprescindibles Suicide Club y Love Exposure a la cabeza) y declinarme por acudir a ver la tailandesa Hi-So, de Adytia Assarat. Con anterioridad tuve el placer de degustar la argentina El Hombre de al Lado, de Mariano Cohn y Gastón Duprat, de la que ya me habían hablado muy bien compañeros que habían tenido la oportunidad de verla en el Festival de Cine Latinoamericano de Lleida el año pasado, y que desde luego no me ha defraudado en ningún instante.

Pero vayamos por orden cronológico, viajemos primero a la Buenos Aires más platense para luego darnos un paseo por la superpoblada Bangkok:

El Hombre de al Lado sorprende desde un primer instante porque un edificio cobra protagonismo en el relato. Se trata del único inmueble diseñado por el arquitecto y urbanista Le Corbusier en Argentina, conocida como la Casa Curutchet. La vivienda es simplemente espectacular, ya que aunque está instalada en un espacio limitado está construida entre medianeras, lo que determina una vivienda de una sola fachada. Vale la pena ver la película sólo por tener la oportunidad de explorar cada recoveco de tan singular lugar. La trama gira entorno a dos vecinos de personalidades diametralmente opuestas. Leonardo, diseñador industrial, snob y prepotente que vive con su mujer y su hija adolescente y Víctor, un tipo inclasificable que se dedica a vender coches usados, y que es de lo más vulgar y zafio que te puedes echar a la cara. El meollo del asunto está en que el vecino malcarado quiere realizar unas obras con las que invade el territorio del departamento contiguo. Esto da pie a los gags más divertidos de la función, donde ambas personalidades chocan como lo harían dos trenes de mercancías. La labor de los dos actores protagonistas es magnífica, en un auténtico tour de force interpretativo que seduce desde los títulos de crédito. La tensión entre estos individuos colindantes se mantiene durante buena parte del metraje, aunque es una pena que en el tramo final el asunto se desinfle en pos de un desenlace insatisfactorio en el que el tono empleado hasta ahora da un giro tan brusco como innecesario. A pesar de ello, estamos ante una de las películas argentinas más redondas de los últimos años, que aún se puede recuperar el próximo jueves día 5 a las diez de la noche en la sala Aribau 2.

Hi-So, dirigida por Adytia Assarat, es una película donde el sosiego y la calma cobran un protagonismo absoluto. Nos encontramos a unos personajes en un constante “lost in traslation” que deambulan por unos parajes devastados. El protagonista, Ananda, acaba de regresar de Estados Unidos, donde ha estado estudiando interpretación, para protagonizar una película que trata de las secuelas del tsunami en Tailandia de 2004. Durante el rodaje le visita su novia que vive en San Francisco, pero se dan cuenta de aquello que dice el bolero de que “dicen que la distancia es el olvido…” y deciden romper su relación. Ananda intima con su asistenta de producción, con la que regresa a su casa natal de Bangkok e intenta recuperar parte de su pasado, pero se da cuenta de que ve una ciudad a la que ya no se siente vinculado. Dos historias de amor, una en inglés y otra en tailandés, que funcionan como un espejo pero que en ambos casos están abocadas al fracaso. Hi-So  es una película de momentos fugaces, de encuentros efímeros entre personas a las que les separa una distancia emocional importante, bien sea por tener distintos idiomas, por pertenecer a clases sociales  diferentes o simplemente porque pertenecen a culturas dispares. Es un film que nos habla de la búsqueda de la propia identidad desde el desarraigo, y ahí cobran importancia localizaciones como hoteles y aeropuertos, lugares internacionales donde pueden converger las almas perdidas.
Un trabajo muy recomendable por la multitud de lecturas y substratos que depara, mucho más complejo de lo que pueda parecer por la sencillez de su estructura. Una pequeña joya que no debe pasar desapercibida dentro de una cinematografía, la tailandesa, que no para de depararnos sorpresas, sobretodo en cuanto a cine independiente se refiere.

Y así concluye este martes de un Festival que cumple ya su ecuador. Mañana, si el tormentoso tiempo que estamos sufriendo nos lo permite, acudiremos raudos a la cita con este diario, al que, por qué no decirlo, ya le estoy cogiendo cariño.

Bona nit!

Francisco Nieto
CineAsia

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