lunes, 17 de enero de 2011

Frase de la semana: Park Chan-wook, cine e intelectualidad

El director de cine surcoreano Park Chan-Wook, ha sido noticia a lo largo de la semana pasada, por la originalidad de su nuevo proyecto: rodadar su nueva película con dos terminales iPhone-4.

La película, que dura aproximadamente media hora, se estrenará en los cines coreanos el próximo 27 de enero. Ha contado con un presupuesto de 133.000 dólares, 10 días de rodaje y un equipo humano compuesto por 80 personas, entre los que encontramos al hermano de Park Chan-wook. 
Paranmanjang (Night Fishing en su titulo internacional), es un film de terror y narra el encuentro entre un pescador y una mujer chamán. La película ha sido financiada parcialmente por KT Corp. La única empresa que distribuye iPhone en Corea del Sur.

Si hay algo evidente al observar la obra de Park Chan-wook es el profundo respeto que siente hacia el medio cinematográfico y hacia su lenguaje. Hacia el montaje, la iluminación, el guión literario, el guión técnico, las interpretaciones, el sonido. Un ejemplo: Soy un Cyborg (2006). Analicemos su guión: la historia de una joven que se cree un robot y que es encerrada en un manicomio donde encontrará a un joven que tiene la capacidad de robar las posesiones más deseadas por los demás. Un drama romántico en su concepto más genérico: “chica conoce a chico”. Un análisis más minucioso, sin embargo, nos vuelve a presentar elementos comunes a otras obras del realizador (esperanza, desesperación, incomprensión, amor, redención). Park quiere que sus personajes se relacionen en un espacio relajante y para ello se sirve de una iluminación pastel, en concreto el azul. Éste se encuentra envolviendo a todos ellos (las paredes del hospital, la máscara que luce uno de los protagonistas, el propio cabello de la protagonista, las sillas, el comedor, las camas…). Pero aún quedan otros recursos de lenguaje, como el guiño hacia el musical en una secuencia antológica que rinde homenaje a Mary Poppins y a Sonrisas y Lágrimas, además de a su protagonista masculino, Rain (que debuta como actor, pero que es cantante con miles de fans en Corea); o unas interpretaciones que no están sometidas a la rigidez del Actor’s Studio, donde los personajes parecen encontrarse no frente a la cámara sino ante la audiencia, con el fin de conseguir un mundo de fantasía, casi onírico. Y para redondear, la secuencia final, precedida del único instante de oscuridad total del film, donde el arco iris que nace con el amanecer une a los dos protagonistas, como queriendo decir: sí, todavía perdura la esperanza.

Y así podríamos continuar enumerando un elemento tras otro. Porque si hay algo que caracteriza a Park Chan-wook es que es conocedor del lenguaje que utiliza. Que aprende película a película. Y que, evidentemente, innova. Pese a quien pese.

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