Si la semana pasada le tocó el turno a Confessions, esta semana vamos a analizar la segunda película lanzada por Mediatres Estudio en formato doméstico, Space Battleship Yamato, una de las grandes sensaciones del Casa Asia Film Week.
Director: Takashi Yamazaki Intérpretes: Takuya Kimura, Meisa Kuroki, Naoto Ogata, Tsutomu Yamazaki País: Japón / 2010 Género: Space Opera Duración: 140 minutos
Año 2199. La Tierra está al borde de la destrucción. El fin del mundo parece inminente como consecuencia del ataque extraterrestre perpetrado por los Gamilas, unos avanzados seres cristalinos que irradian radioactividad en la superficie de nuestro planeta para terminar con la vida humana y así poder establecerse como nueva raza dominante. Después de muchos enfrentamientos, la esperanza proviene de Iskandar, un planeta alejado del sistema solar en el que unos alienígenas reportan una posible solución para eliminar la radioactividad. La última esperanza: Yamato, un crucero espacial japonés cuyo nombre hace honor al navío más grande de la Armada Imperial Japonesa y que en la Segunda Guerra Mundial defendió al pueblo nipón, que pondrá rumbo al enigmático planeta, no sin pasar por todo un calvario interplanetario en el que se verá forzado a proseguir su lucha contra sus batalladores enemigos.
Ûchu Senkan Yamato fue una de las series japonesas que tuvo el privilegio de inaugurar el subgénero de la ciencia ficción galáctica conocido como space opera, un término que en el caso de Leiji Matsumoto (co-creador de la serie original) está plenamente integrado en su refinado gusto musical por la ópera clásica (sobretodo por la obra de Wagner, tal y como demostró al concebir su posterior obra de culto Capitan Harlock). Pero volvamos a la serie original, pues esta obsesión por los buques espaciales, tomando prestado los modelos verídicos de la flota japonesa cuando aún disponía de un sólido ejército, se tradujo en esta apasionante historia marcial entre un reducto de héroes que arriesgan sus vidas para intentar proteger la vida de nuestro planeta de la amenaza de una desconocida raza alienígena. Unos alienígenas que no responden a los estereotipos de los clásicos aliens vistos en la ciencia ficción norteamericana, lo que supuso una revolución en el campo de la sci-fi con respecto al diseño conceptual de los invasores. Toda una proeza que queda constatada en esta versión fílmica que supera con creces al manga original. Pero ojo, pues el concepto del serial fue creado en 1974 por Yoshinobu Nishizaki junto con Matsumoto, y fue lanzado al mismo tiempo tanto en anime como en manga (publicado por Akita Shoten y luego recopilado en 3 volúmenes).
Podemos hablar pues de un manga-eiga atípico, pues si de las páginas de Matsumoto (con su ausencia de tramas, su sentido de la verticalidad en las batallas y una clara vocación por imprimir una fuerte personalidad a sus personajes) se desprendía una cierta sensación de estatismo permanente, donde las batallas prácticamente quedaban relegadas a segundo plano, en el filme que ha rodado Takashi Yamazaki se opta por modernizar el producto original, rellenando su abultado metraje con espectaculares enfrentamientos complementados por una brillante puesta en escena y delimitando muy bien la personalidad de los clásicos personajes (Susumu Kodai, Yuki Mori, el alcohólico doctor Sado reconvertido en una atractiva fémina, etc.), sin profundizar demasiado en sus traumáticos pasados, con tal de mantener el excelente sentido del ritmo que fluye hasta el final. En este aspecto, Yamazaki ha hecho un esfuerzo de planificación secuencial envidiable, y sabe perfectamente qué esperaban los productores: un largometraje ocioso, que respetase la esencia de Yamato, pero que se impusiera a esos cánones clásicos de la ciencia ficción japonesa espacial que desde finales de los 70 han permanecido prácticamente inalterables (y me viene a la mente una serie de títulos que podrían emparentarse, como la ascética Odin o Legend of the Heroes of the Galaxy del estudio Madhouse).
Si hay algún elemento más a destacar que ayude a definir la grandeza de este blockbuster es su banda sonora, que de forma orquestal da un impulso definitivo al tempo que imprime Yamazaki, lo que hace que pase por nuestras retinas de forma tan veloz como esa aceleración espacio-temporal “warp” que permite a la nave desplazarse de forma inminente por los confines del espacio.
Contando las producciones animadas que se han realizado a lo largo de la historia de esta mini-saga espacial (destaco Final Yamato de 1983, con una duración épica de 163 minutos), Space Battleship Yamato es la octava película, sirviendo de coda, pues a esta serie de culto que ha sido interpretada por muchos aficionados como una lucha personal del hombre para defender sus libertades individuales (en sí toda la obra de Matsumoto va enfocada hacia esa línea) y una advertencia con respecto a los males que inflingimos a nuestro planeta. Ahora podemos disfrutarla con total libertad a través de una cuidada edición (gentileza de Mediatres, que nos ofrece un master perfecto en audio e imagen), que servirá para revivir la proeza de unos voluntariosos japoneses que pretenden sacrificarse para salvar el bien más preciado que tenemos: la Tierra. ¡Larga vida a Yamato!
Lo mejor: El ritmo trepidante, su banda sonora (gentileza de Naoki Sato) y los CGI.
Lo peor: La previsible resolución de la opereta galáctica se precipita en el clímax final, sin dejar margen a una explicación posterior de cómo finalmente se consigue repoblar la flora del planeta Tierra.
Por nuestro colaborador Eduard Terrades Vicens
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